Jesús Sacramentado recorrió las calles del centro de la ciudad en un nuevo jueves de Corpus
El Cuerpo de Cristo recorrió un año más las calles de Huelva. Pese a que el día amaneció con los cielos cubiertos y las lluvias no tardaron en aparecer, a medida que llegaba la tarde los tonos celestes comenzaban a tomar protagonismo en las alturas para que, como establece el dicho, el jueves de Corpus brillara más que el Sol.
Una vez finalizada la Santa Misa en el interior de la Parroquia de la Purísima Concepción, en torno a las ocho y media, comenzaba a salir el larguísimo cortejo que antecedía a la custodia procesional. El guión sacramental de la Hermandad de la Sagrada Cena seguía los pasos del camino que iba abriendo la Agrupación Musica de la Cena. Tras él los pequeños que en este año han hecho la primera comunión ponían la nota más bulliciosa a la procesión. Les seguían las hermandades de gloria y penitencia de la ciudad, asociaciones apostólicas, Adoración Nocturna, asociaciones eucarísticas y la Pía Unión del Santísimo Sacramento. Cerraban este largo cortejo las hermandades sacramentales junto a la capitular de la Merced.
La Coral de la Santa Iglesia Catedral ponía sus acordes musicales antes de que cruzaran la puerta del templo concepcionista el seminario seguido de diáconos, sacerdotes seculares y regulares y el Cabildo Catedral. Tras el cuerpo de acólitos se ponía en la calle la custodia procesional que labrara en plata de ley Fernando Marmolejo Camargo en el año 1952. El replicar que provenía del blanco campanario de la Concepción se entremezclaba con los acordes del himno nacional que interpretaba la Banda Sinfónica Municipal de Huelva. Tras el paso se situaba el obispo de Huelva, D. Santiago Gómez, junto al obispo emérito, D. José Vilaplana, así como el alcalde bajo mazas y demás autoridades políticas y militares.
Numeroso público se congregaba en la calle Concepción para disfrutar por segundo año en la tarde del jueves de la procesión del Corpus. Las calles se encontraban perfumadas con el olor a romero que momentos antes de la procesión había sido depositado por todas las calles del itinerario. Jesús Sacramentado se adentraba en el centro histórico de la ciudad como hacía décadas que no lo hacía, volviendo a pasar por enclaves como la puerta del Ayuntamiento o llegando hasta el convento de las Hermanas de la Cruz.
Cuatro altares pudimos ver finalmente instalados para la procesión. La suspensión del concurso organizado por la ayuntamiento junto a la lluvia que se hizo presente hasta el medio día provocó que muchos colectivos y hermandades no montaran finalmente sus altares. Sí pudimos disfrutar del instalado en la plaza de la Constitución, presidido por el paso de misterio de la Sagrada Cena. En la Plaza Niña era San Juan Pablo II quien se elevaba sobre el paso de misterio de la Hermandad de los Mutilados. Unos metros más adelante, a las puertas de la iglesia de la Esperanza, era la cofradía del Miércoles Santo la que instalaba un altar presidido por el Niño Jesús que se bendijo la pasada semana. El último fue el instalado en la puerta principal de la Parroquia de la Concepción, presidido por la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y desde el que se impartió la bendición con el Santísimo Sacramento al finalizar la procesión.