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Los 75 años de vida de un azulejo itinerante de la Virgen del Rocio

Las calles de una ciudad son lienzos que guardan y muestran la historia de sus vecinos, sus sentimientos y anécdotas a lo largo del tiempo. Incluso en una ciudad tan moderna como la nuestra, donde tan pocos reductos del pasado hemos sabido mantener, encontramos detalles que para muchos pueden pasar desapercibidos en el día a día pero que, fijándonos un poco, nos ofrecen una muestra del sentimiento de quienes moraban la ciudad de Huelva décadas atrás.

Retrotraigámonos 75 años atrás, a la Huelva de 1949. Una Huelva aun de casitas bajas, de gente de la mar, en cuyo horizonte aun se veía lejana esa revolución industrial que la cambiaría por completo. En una de esas casitas bajas, de paredes encaladas en pleno centro de la ciudad inauguraría el 17 de mayo de dicho año su nueva secretaría la Hermandad del Rocío de Huelva. Se situaba en una calle desaparecida hoy en día, la calle Bailén -aunque más conocida como la calle Enmedio-. Las crónicas del Diario Odiel nos hablaba de la bendición de la nueva sede «Actuó el arcipreste don Julio Guzmán y asistieron el hermano mayor don Juan Ignacio Galvez Cañero y junta directiva en pleno, reinando el mayor entusiasmo entre todos para la próxima romería». Una sede en la que sería colocada, en su fachada, un retablo cerámico de la Virgen del Rocío para regocijo de los vecinos de esta populosa calle.

Estampa de la Calle Enmedio antes de su derribo. Al fondo podría apreciarse el azulejo sobre la fachada del número 4

Un retablo cerámico que vino a llenar el vacío dejado por el derribo, en la década anterior, de la casa donde se encontraba el ‘Cristo de la calle Enmedio’. No referimos a la conocida hornacina que acogía el azulejo de un crucificado, en torno al cual cada mes de mayo se celebraban populosas fiestas y que desapareció, como tanto patrimonio onubense, sin dejar rastro. La colocación en plena calle de un nuevo azulejo aglutinó la devoción de todos los vecinos, que vieron reparada la pérdida del anterior. Tanto es así que, aun marchándose la Hermandad del Rocío a una nueva sede años después, el azulejo de la Virgen del Rocío se mantuvo en una calle Enmedio que agonizaba ante la expansión urbanística de la ciudad.

Poco a poco, la calle Enmedio fue convirtiéndose en un solar. Las casitas encaladas de esta estrecha calle dieron paso a los grandes pisos administrativos que configuraron la actual Gran Vía. Los vecinos se vieron obligados a dejar su calle para ser trasladados a unos nuevos bloques edificados sobre el Cabezo de la Esperanza y allí se quedó la estampa de la Virgen del Rocío, anhelando aquellas tardes de cantes junto a ellas y a los besos y rezos de sus vecinos. La historia podría haber terminado aquí, con la piqueta haciendo de las suyas como ha sucedido tantas veces en la historia onubense. Pero los vecinos de la calle Enmedio no quisieron que la historia se repitiera y lograron que aquel azulejo de la Virgen del Rocío fuera trasladado, como una vecina más, a las viviendas conjuntas de la Huerta de la Esperanza que comenzaban a habitar.

Flery, en las páginas del Diario Odiel del 10 de febrero de 1954, contó como la devoción de los vecinos por la Blanca Paloma permitió que Huelva pudiera seguir contando, en sus paredes, con este testimonio de fe de los rocieros de los años 40. La Hermandad de Huelva, con su presidente Arturo López Damas al frente, se comprometió a reponer dicho azulejo si durante las labores de traslado el azulejo se rompiera o deteriorara, aunque no hizo falta. Desde entonces, la Virgen del Rocío vuelve a estar con sus vecinos, cambiando la calle Bailén por la Avenida Federico Mayo. Unos vecinos que incluso llegaron a pedir que se cambiara el nombre de sus viviendas, conocidas como Huerta de la Esperanza, por el de «Bloque de viviendas de Nuestra Señora del Rocio».

El azulejo de la Virgen en su ubicación actual
EL AZULEJO DE LA VIRGEN

Se desconoce el autor del azulejo de la Virgen del Rocío que nos ocupa, aunque sí podemos saber que fue realizado en 1949 por la Fábrica de Cerámica Santa Ana, de cuyo taller salieron también por esa época los azulejos de los titulares de la Oración en el Huerto que se encuentran en la fachada de la Parroquia de la Concepción, el del Señor de Pasión que preside su calle o el de la Virgen de la Cinta de la casa de los Litris.

La Virgen del Rocío se nos muestra de cuerpo entero sobre un fondo plano en tono azul. Viste sus atributos de reina, portando la corona de la coronación y las ráfagas de puntas redondeadas de plata colocadas aun al revés. En la orla barroca que rodea a la Virgen aparece inscrita su advocación. Dicha orla podemos verla también en otras piezas salidas del referido taller cerámico, como los azulejo de San José con el Niño o de San Antonio de Padua que encontramos en Sevilla realizados por el pintor Antonio Hornillo Pérez.

Sergio Borrero
Director de CuartoTramo.com, el diario digital cofrade onubense. Hermano de la Hermandad de la Borriquita

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