Huelva se hace peregrina y una multitud ya camina para reencontrarse con la Virgen del Rocío
Llegó el día. El día en el que Huelva se saca sus complejos y luce orgullosa su grandeza. El día en el que se pone guapa para propios y extraños, en el que una ingente marea de onubenses gritan al compás su nombre por sus calles. El día en el que sale la Hermandad del Rocío de Huelva.
A primera hora de la mañana, tras la Misa de Romeros celebrada en su capilla, Desirée Márquez, hermana mayor de esta romería, tomaba en sus manos el Simpecado de Huelva para entronizarlo en su carroza. Un momento soñado desde niña que la hermana mayor veía cómo se cumplía tras casi tres años en el cargo sin romería. Se iniciaba así el tradicional caminar por las calles de Huelva, con las aceras llenas de onubenses, curiosos y rocieros que este año no pueden realizar el camino. Por delante de la icónica carroza, una marea blanca de jinetes a caballo. Por detrás, otra marea igualmente grande de peregrinos a pie.Entre cohetes, tamboril, palmas y vivas a la Virgen del Rocío, Huelva avanza junto a su Simpecado en una mañana festiva.
Numerosas muestras de cariño se sucedían a cada paso de la caravana. Palabras de cariño hacia la hermana mayor, ramos de flores para el Simpecado y vivas a la Virgen. En la iglesia del Rocío aguardaba la primera de las paradas oficiales. Más adelante la hermandad sería recibida por la Hermandad de la Fe al paso por José Fariñas o por las hermandades del Polvorín a la altura de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús. A las puertas del Ayuntamiento se vivían como cada primavera momentos de emoción con el canto de la Salve rociera y los pétalos que desde lo alto de la casa consistorial llovían sobre la carroza de plata. al igual que ayer, nuestro obispo, D. Santiago Gómez, despedía a los rocieros d eHuelva a las puertas de la Parroquia de la Purísima Concepción.
Huelva, la marinera, se despedía de su ciudad tras recorrer sus calles durante horas. Comenzaba, tras echar la vista atrás a la altura del Muelle del Tinto, el verdadero camino que la conducirá hasta las plantas de la Blanca Paloma.