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La Virgen de la Cinta puso fin a sus cultos con una doblemente histórica procesión de los marineros

Momentos para la historia los vividos ayer a la finalización de la Solemne Función en honor a Nuestra Señora de la Cinta. Tras tantos meses de ausencia de nuestras devociones por las calles de la ciudad, la patrona de Huelva realizó un pequeño recorrido por los aledaños del Santuario reencontrándose con su pueblo que con tanta devoción la esperaba.

Una procesión doblemente histórica, al ser la primera imagen que procesiona, con las limitaciones marcadas aun por las autoridades, desde que se iniciase la pandemia y por recuperarse la procesión de los Marineros, procesión que décadas atrás tenía lugar por el entorno del Santuario y que ya vivimos recientemente como cierre al periodo jubilar cintero. Con una incipiente luna que no quiso perderse tan histórica jornada coronando el cielo de Huelva se inició la procesión a los sones de la Banda Sinfónica Municipal de Huelva, que permaneció en el interior del claustro del Santuario mientras sus sones se expandían por la megafonía.

La cruz alzada abría un escueto cortejo integrado por la junta de gobierno de la hermandad patronal, seguido del cuerpo de acólitos que antecedía las andas procesionales. Tras el paso de la patrona se situaba el obispo de Huelva, D. Santiago Gómez. Los nardos que exornaban las andas de la Virgen de la Cinta perfumaban toda la plaza-mirador mientras los fieles exclamaban vivas a la patrona. La primera parada tuvo lugar ante la Cruz de los Ángeles, con la Virgen mirando a los onubenses desde lo alto del Conquero, donde nuestro obispo impartió la bendición a toda la ciudad. Tras esta parada, la procesión continuó hasta salir de la reja del Santuario para acudir a su encuentro con los miles de onubenses que aguardaban en el exterior y que no pudieron acceder a la misa al completarse rápidamente el aforo.

Seguidamente la Virgen llegó a las puertas del convento de las Madres Oblatas en otro momento íntimo cargado de emoción. Con la anécdota del apagón de luz en el Santuario prosiguió la procesión de los marineros hasta ingresar en los recién finalizados jardines, lugar por donde la Virgen transito por primera vez tras su bendición, deteniéndose junto al cenicerario, donde descansan para la eternidad todos los cinteros. La procesion finalizó ante el edificio de mayordomía de la hermandad, bajo el ajímez del edificio de la calle Puerto que la hermandad patronal rescató de la piqueta destructora. En este punto, con los sones del Coro de Emigrantes como telón de fondo, la Virgen de la Cinta fue bajada de las andas para regresar al interior de su Santuario, donde aguardará un nuevo año con la esperanza de que, en 2022, puede celebrar sus cultos y procesiones con normalidad.

Sergio Borrero
Director de CuartoTramo.com, el diario digital cofrade onubense. Hermano de la Hermandad de la Borriquita

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