Huelva rezó la estaciones del Vía Crucis junto a María Santísima de los Dolores
Jornada para la historia la vivida en el día de ayer en el entorno de la Parroquia Mayor de San Pedro con el rezo del Vía Crucis oficial de la Semana Santa de Huelva. Si el año pasado el Cristo de la Providencia pisó las calles de Huelva para un limitado y privilegiado grupo de onubenses, en el día de ayer toda Huelva volvió a hacer suyo este rezo común de la Cuaresma, arropando a María Santísima de los Dolores en un Vía Crucis medido y cuidado al detalle.
Con algo de retraso sobre la hora prevista se inició el rezo de las estaciones en el interior de la Parroquia Mayor de San Pedro. La cruz de guía de la Hermandad de la Cinta era la encargada de iniciar el resto, a la que seguirían las cruces de las hermandades de la parroquia, del Jueves Santo o las Sacramentales entre otras. Así hasta la Hermandad del Resucitado, que presidió la última estación y que participó como viene haciendo en los últimos años en el Vía Crucis del Consejo, a pesar de no ser efectiva aun su entrada en el mismo. Este rezo común de todas las hermandades arrancó con la ausencia de dos cofradías. El cambio de la tradicional jornada del lunes, como recogen los estatutos del Consejo, al sábado impidió que las hermandades del Prado y del Nazareno pudieran participar en el Vía Crucis, al encontrarse celebrando sus cultos de regla.
María Santísima de los Dolores se disponía a los pies de la primitiva cruz del Cristo de Jerusalén y Buen Viaje, de la que colgaba un sudario blanco. Era portada sobre la parihuela cedida por la Hermandad del Carmen, iluminada por los candelabros del paso del crucificado de la cofradía servita y los pequeños faroles de us paso de palio. Un primoroso exorno en tonos morados decoraba las largas andas, que eran portadas por hermanos y hermanas de la Hermandad de los Judíos a las órdenes de Francisco Rey Roque. La Virgen de los Dolores vestía su magnífico terno isabelino, bordado en oro sobre terciopelo negro y portaba su corona labrada por Seco Imberg.
El rezo del Vía Crucis, acompañado por un mayor número de onubenses respecto a otros años, se realizó al rededor de la Plaza de San Pedro. En el porche se encontraba el atril desde el que se leían las meditaciones de cada una de las estaciones, así como el coro y la escolanía que puso sus sones musicales al rezo. En el cortejo, además de las representaciones de las hermandades se encontraba representada la Diputación de Huelva bajo mazas, así como el alcalde de la ciudad, el presidente del Consejo de Hermandades, nuestro obispo D. Santiago Gómez o el delegado de Hermandades entre otros.