La Virgen de la Amargura regresó a la Parroquia de la Concepción tras una intensa semana
Apoteósica procesión la que pudimos vivir en la tarde noche del pasado viernes, cuando la Virgen de la Amargura dejaba atrás su semana de estancia entre las Hermanas de la Cruz y la Esperanza para regresar a su templo, la Parroquia de la Purísima Concepción. Una antesala de lo que podremos vivir el próximo mes de junio, cuando María Santísima de la Amargura sea coronada canónicamente.
A las siete de la tarde se abrían las puertas de la Iglesia de Santa María de la Esperanza. Un nutrido cortejo de hermanos comenzaba a abandonar el templo, siguiendo la estela de la antigua cruz de guía de la cofradía. Las hermandades de la Redención, Esperanza, Cinta, Rocío, Emigrantes, Carmen, Oración en el Huerto y el Reposo de Valverde del Camino acompañaron en este día a la corporación de la Madrugá. También lo hicieron en la presidencia el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz o la presidenta del Puerto de Huelva, Pilar Miranda. La Banda de Música Virgen de las Mercedes de Bollullos Par del Condado pusieron como no podía ser de otra forma los sones musicales.
La Virgen de la Amargura procesionaba sobre el paso de la Virgen del Reposo, patrona de Valverde del Camino. Completaba el conjunto los candelabros de la Soledad del Silencio y los arcángeles del paso del Señor. La dolorosa vestía su saya blanca y un manto rojo bordado en oro cedido por la Hermandad de San Gonzalo de Sevilla. También lucía una ráfaga de la Virgen del Mayor Dolor y la media luna de la Virgen de la Resignación, así como numerosas alhajas entre las que destacaban un broche ofrendado por la Hermandad de la Esperanza momentos antes de iniciarse la procesión o la Medalla de Oro del Consejo, impuesta el pasado miércoles.
Nada más abandonar el templo de la cofradía del Miércoles Santo, el convento de las Hermanas de la Cruz era el primero en recibir la llegada de la Virgen. Con sus tradicionales cantos y rezos, las que son camaristas de honor de la Virgen de la Amargura se despidieron de la dolorosa, continuando la procesión por unas calles llenas de onubenses y devotos de la Madre del Señor. Los momentos más especiales se vivieron al llegar a la Calle Rascón, que se encontraba completamente engalanada. Bajo un cielo de flores de papel avanzaba la procesión, sucediéndose las petalás y los vivas y los cantes desde los balcones.