La rotura de un banco del paso de la Virgen del Rocío provoca la suspensión de la procesión
Este esplendoroso Rocío del reencuentro no ha podido acabar como todos esperábamos. Cuando apenas pasaban tres horas desde que la Virgen pisara las arenas de la aldea, uno de los bancos de su nuevo paso procesional se rompía, habiendo visitado tan solo a una veintena de hermandades filiales que esperaban su llegada desde hace más de dos años.
Hasta este momento la procesión transcurría con total normalidad, apreciándose una mejora en el tiempo que la Virgen permanecía sobre los hombros de los almonteños. Las nuevas andas mucho más ligeras de peso, hasta el momento, cumplían su misión. El salto de la reja se producía justo cuando el Simpecado de Almonte cruzaba el dintel del Santuario, a las 03:12h del Lunes de Pentecostés. De forma limpia, la imagen descendía del presbiterio y cruzaba el dintel de su Santuario pasados unos 5 minutos. Miles de personas esperaban este primer encuentro con la Virgen del Rocío en la explanada que antecede al templo.
La patrona de Almonte iniciaba su recorrido procesional a hombros de sus hijos y tras adentrarse en el acebuchal, comenzaba la vivita a las primeras filiales. Así transcurrieron las primeras horas, hasta que la tecnología aeronáutica del nuevo paso vivió la dureza de la procesión. Cuando la Virgen del Rocío se aproximaba a la casa hermandad de Triana, pasando diez minutos de las seis de la mañana, el banco delantero izquierdo de las nuevas andas de la patrona de Almonte se fracturó. Ante esta situación y tan solo tres horas después de la salida, la Hermandad Matriz de Almonte decidía suspender la procesión velando por la integridad de la imagen.
Como sucediera en el año 2011, cuando fue un varal del palio el que se rompió, la Virgen volvió de manera precipitada al Santuario, desandando en esta ocasión el camino andado desde la primorosa salida. Un regreso que apenas duró diez minutos recogiéndose la Virgen a las 06:20h. En este momento, la Hermandad Matriz invitaba a las hermandades que no habían podido recibir a la Virgen a que se acercaran al Santuario con su Simpecado a rezar la Salve.
Al grito de ¡Huelva, Huelva! entraba el Simpecado de Huelva por la puerta principal del Santuario pasadas las siete y media de la mañana, para postrarse a las plantas de la patrona de Almonte. Tres horas más tarde hacía lo propio el Simpecado de la Concha Peregrina para rezar la Salve ante la Virgen. Momentos antes, se vivía un momento de unión entre los hermanos rocieros de esta ciudad al encontrarse frente a frente los Simpecados de las dos hermandades de Huelva. Un encuentro que tenía lugar a las puertas de la casa hermandad de Huelva, bajo una lluvia de pétalos cuya destinataria debería haber sido la Blanca Paloma.