La Virgen de la Merced recorrió las calles de la Vega Larga
La del sábado fue una jornada puramente cofrade, con la procesión extraordinaria de la Virgen del Valle, el Rosario de vísperas de la Sagrada Cena y la procesión gloriosa de Nuestra Señora de la Merced. La titular letífica de la Hermandad de los Judíos recorría las calles de su feligresía poniendo así fin a los cultos celebrados en su honor con motivo de la festividad de la Merced.
Caía la tarde cuando las puertas de la Santa Iglesia Catedral se abrían para dar paso al cortejo. Varias decenas de hermanos con cera blanca seguían los pasos de la cruz alzada que marcaba el caminar. Acompañaron a la cofradía del Jueves Santo la cofradía de la Virgen de la Cabeza de Huelva así como la Hermandad de Emigrantes. Como es habitual también en los actos y cultos de la hermandad, la Diputación de Huelva también estuvo presente en esta procesión, acompañando en la presidencia al hermano mayor, David Bustamante, en la que fue su primera procesión al frente de la Hermandad de los Judíos.
A los sones de la Banda de Nuestra Señora del Carmen de Villalba del Alcor salía a la plaza a la que presta su nombre la Virgen de la Merced, plaza que atravesaría nada más salir, ofreciendo una visión nueva de la misma tras las obras de remodelación que se efectuaron el pasado año. La titular gloriosa de la cofradía del Jueves Santo lucía su característico conjunto de ráfaga de ocho, corona barroca y media luna, todo ello realizado por el orfebre Joaquín Ossorio y cetro de plata de ley ejecutado por Orfebrería Triana. Vestía la saya de Burrillo y el escapulario de los talleres de bordado de Santa Clara. Tanto la Virgen como el Divino Infante portaban escapularios de tisú de plata, bordados en oro, obra de Jesús Lagares.
Las andas procesionales de la Virgen, conformadas por los respiraderos del paso del Cristo del Buen Viaje y los antiguos candelabros del paso de las Cadenas, aparecían decoradas con una variado exorno floral en tonos rosas.