La Purísima Concepción recorrió las calles del casco histórico en una jubilosa jornada festiva
La Purísima Concepción volvió a pisar las calles de Huelva tras un año en blanco a causa de la pandemia. La última procesión del año puso el broche de oro a un 2021 en el que hemos podido recuperar nuestras muestras públicas de fe en la calle en el último tercio del año.
A las cinco de la tarde las puertas de la Purísima Concepción se abrían y la Hermandad de la Inmaculada iniciaba su salida procesional en un año en el que se cumplía el vigésimo aniversario de los orígenes de la corporación y de su primera salida procesional. Dos décadas después, la procesión de la patrona de la Diócesis de Huelva se encuentra totalmente asentada, convirtiéndose en una cita ineludible para los cofrades onubenses. La cruz alzada abría un cortejo en el que alumnos del Colegio María Inmaculada portando cirios eran seguidos del Simpecado de la Hermandad y de las representaciones de diferentes hermandades de la ciudad.
La imagen de la Purísima Concepción que realizara Mario Moya vestía su saya bordada en oro por Concha Caro, manto celeste y la corona en plata en su color obra de Orfebrería San Juan. Las andas procesionales de la Virgen, que este año estrenaba nueva parihuela, aparecían exornadas con rosas, antirrinos y crisantemos en tonos blancos, junto a unas pequeñas ramitas celestes que aportaban la nota de color al exorno.
A los sones de la Banda de Música del Maestro Tejera, banda sonora inseparable de esta procesión, la Purísima Concepción recorrió las calles de su habitual itinerario. Momentos muy emotivos se vivieron a las puertas del Convento de las Hermanas de la Cruz o instantes después, con la entrada del paso en la Iglesia de Santa María de la Esperanza, donde la dolorosa del Miércoles Santo se encontraba a los pies de su altar expuesta en veneración.