📸 Galería | Veneración al Santísimo Cristo Yacente
Por la festividad de los difuntos, como cada año, la Ermita de la Soledad fue lugar de peregrinación por la Huelva cofrade para velar al Santísimo Cristo Yacente durante la veneración celebrada la Hermandad del Santo Entierro. Un culto que como es habitual
En un ambiente íntimo y sobrecogedor, impregnado de los sones de las Siete Palabras que Haydn compusiera para la Santa Cueva de Cádiz, Cristo Yacente se presentaba sobre un túmulo negro cubierto por un sutil velo de tull a los pies de su Santísima Madre. Soledad de María, de riguroso negro, velaba el cuerpo sin vida de su hijo acompañada por los muchos fieles que en el día de ayer y durante todo el día de hoy pasarán por este histórico templo. Un dosel negro rematado por el respiradero frontal del palio a modo de gotera enmarcaba la escena, acompañado por dos pequeños doseles a cada lado sobre credencias cubiertas por paños de bocinas bordados con el escudo de la corporación. Los faroles del paso de palio junto a los faroles laterales del paso de las Angustias y varios fanales ponían la poca luz que este tétrico altar requería, completándose con un centro de rosas rojas a los pies del Señor donadas como siempre por su cuadrilla de costaleras.
El Santísimo Cristo Yacente reposaba su cabeza sobre el cojín de terciopelo negro bordado recientemente donado a la hermandad. Soledad de María, por su parte, vestía totalmente de negro con una de sus sayas más antiguas y manto, luciendo una gola a modo de rostrillo y un pecherín de orfebrería con un gran corazón atravesado por un puñal. Cubría su rostro un velo negro del s.XIX, completando su vestimenta una ráfaga de orfebrería plateada.