El centro neurálgico de la ciudad rezó el Vía Crucis junto a la imagen del Cristo de la Buena Muerte
La Hermandad de la Buena Muerte celebró en la tarde noche de ayer su Vía Crucis cuaresmal por las calles aledañas a su sede canónica, la Iglesia Conventual de Santa María de Gracia. Un culto previo al besapiés que se viene celebrando durante la jornada de hoy y que se celebra a dos semanas de que la imagen vuelva a pisar las calles de Huelva ya sobre su paso procesional.
Con una leve luna de parasceve que comenzaba a crecer sobre los cielos de Huelva, la cruz alzada abandonaba el convento para adentrarse en el maltratado casco histórico onubense, seguida de alumnos del Colegio de las Agustinas y hermanos de la cofradía del Jueves Santo, iluminando con sus cirios el camino que seguía el Señor. Los sones del trío de capilla de la Banda de Música de la Consolación acompañaban el rezo del Vía Crucis, añadiendo un punto más de recogimiento al culto.
El Santísimo Cristo de la Buena Muerte era portado por sus hermanos a hombros sobre una parihuela en posición horizontal. Era acompañado por la luz de cuatro faroles portados por hermanos y libreas. A los pies de la cruz lucía un centro de rosas rojas y cardos. La Hermandad de la Buena Muerte estuvo acompañada durante este rezo del Vía Crucis por el párroco In Solidum de la Mayor de San Pedro Apóstol, D. Francisco José Feria Reviriego, a cuya parroquia pertenece el convento de las Agustinas, y una pareja de monjes franiscanos.