María Santísima de los Dolores ya se encuentra en San Pedro para presidir el Vía Crucis oficial
Todo preparado para la celebración del Vía Crucis oficial en la tarde de hoy. María Santísima de los Dolores ya se encuentra en el interior de la Parroquia Mayor de San Pedro, desde donde iniciará el rezo común de cada Cuaresma de las hermandades onubenses.
Con incertidumbre y suspense, la Hermandad de lo Judíos pudo realizar el traslado de su sagrada titular al templo. La lluvia no quería perderse esta vuelta a la normalidad cofrade e hizo presagiar lo peor, cuando minutos antes de las siete y media de la tarde, hora prevista para la salida, comenzaba a llover sobre la ciudad. La cofradía decidía retrasar una hora su salida, iniciando el rezo de la Corona Dolorosa en el interior de la Santa Iglesia Catedral.
Pasada esa hora se iniciaba el traslado. El Simpecado Servita iluminado por faroles y el guión de la hermandad junto a la presidencia daban forma al escueto cortejo organizado por la hermandad, que pretendía así que el pueblo arropara a la Virgen alrededor de las andas para rezar la Corona Dolorosa. El alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, el vicario episcopal y párroco de la Merced, D. Jaime Jesús Cano Gamero, y el diputado provincial Salvador Gómez acompañaban a Fernando Carvajal, hermano mayor, en la presidencia. El acompañamiento musical alternaba dos estilos, el de la Banda de Música Nuestra Señora del Carmen de Villalba del Alcor con un cuidado repertorio y el de la Escolanía Diocesana de Huelva acompañada por un trío de capilla.
María Santísima de los Dolores vestía saya y manto bordado en oro cedidos por la Hermandad Servita de Sevilla y su corona de camarín realizada por Joaquín Ossorio. Era trasladada sobre las andas de la Virgen del Rosario de la Hermandad de la Cena, estrenadas el pasado año. Sus cuatro candelabros de guardabrisas le daban luz a la sagrada imagen, quedando exornada . El itinerario llegó hasta la Ermita de la Soledad, donde la Hermandad del Santo Entierro recibió a la cofradía del Jueves Santo y se rezó el séptimo dolor de Nuestra Señora. En su interior, frente a frente, se encontraron dos de las devociones dolorosas más antiguas de la ciudad.
Unas gotas de lluvia recibían a la Virgen de los Dolores al salir de la Ermita de la Soledad, apresurándose la recogida en San Pedro. Una vez dentro, la imagen fue recibida por las hermandades de Borriquita, San Pedro y Descendimiento, visitando la Virgen cada una de las capillas.