Las Colonias se hizo oración con el Vía Crucis presidido por el Cristo de la Sagrada Lanzada
Emotivo e íntimo rezo del Vía Crucis el que se vivió en la noche de ayer por las calles del barrio de las Colonias. La Hermandad de la Sagrada Lanzada celebró este culto tras permanecer expuesto el Cristo de la Lanzada en devoto besapiés durante toda la jornada, culminando el día con la subida de la sagrada imagen a su paso de misterio.
Con la luna destacando sobre el oscuro cielo de la ciudad, las puertas de la Parroquia de los Dolores se abrían para dar paso al cortejo que acompañaría al Señor por las calles del barrio. La cruz alzada era seguida de un buen número de hermanos y feligreses portando pequeñas velas, que seguían el rezo de las diferentes estaciones gracias a la microfonía. Tras la imagen del Señor se situaba D. José Manuel Raposo Hernández, párroco de los Dolores y el Carmen. El silencio que envolvía el rezo del Vía Crucis se rompía tan solo por los sones del trío de capilla de la Banda de Música Municipal de Aznalcóllar.
El Santísimo Cristo de la Sagrada Lanzada era portado a hombros por sus hermanos, sin andas, acercando aun más la imagen a los fieles. Una sensación de cercanía que se potenciaba por el particular diseño urbano del barrio de las Colonias, donde aun se deja ver la Huelva de hace décadas, más parecida a un pueblo que a una gran ciudad. Entre casas de una planta, con los vecinos asomados a las ventanas o en el umbral de sus puertas, el Vía Crucis discurrió hasta la Residencia de Ancianos de las Hermanas de la Cruz, en cuyas puertas se rezó una de las estaciones más emotivas.