La Virgen del Carmen recorrió bajo palio las calles de su barrio en un nuevo 16 de julio
Volvió la Virgen del Carmen a pisar las calles de Huelva en el día de su festividad y lo hizo en la barriada a la que la patrona de los marineros presta su nombre. La Hermandad del Prendimiento puso en la calle a su imagen letífica en una procesión con una gran novedad, el paso de palio para la Virgen del Carmen.
La Parroquia del Carmen acogía en la tarde de ayer la Solemne Función que servía de epílogo a los cultos celebrados durante esta semana. A su termino dio comienzo la procesión tras dos años de ausencia. La cruz alzada daba paso a un cortejo en el que hermanos con cirios hacía un pasillo de luz a la Madre del Carmelo, formando parte del mismo la bandera con el escudo de la Orden de los Carmelitas y el guión de la Hermandad del Prendimiento. Acompañaba a la junta de gobierno en la presidencia representaciones de los distintos grupos políticos del Ayuntamiento junto al alcalde de la ciudad.
A los sones de la Banda de Música Albricias de El Cerro del Andévalo se ponía en la calle el nuevo paso de palio bajo el que se disponía la Virgen del Carmen que tallara en 2017 Israel Cornejo. Un paso al que se ha disminuido las dimensiones, luciendo un moldurón en los respiraderos tallados por Rubén Fernández Parra. Estrenaba en la calle ocho de los nuevos varales del futuro paso de palio de la Virgen de la Estrella, cincelados por Orfebrería Ramón León, completándose con la peana de la Virgen de los Dolores de los Judíos, los faroles entrevarales de la Virgen del Refugio y el llamador, restaurado por José Antonio Conrradi. El palio, de cajón, lucía bambalineas de damasco con los colores carmelitas. El exorno floral, dispuesto sobre el juego de jarras y violeteros cedidos por la Hermandad de Padre Jesús de Palos de la Frontera, estaba compuesto por rosas, alhelíes, eryngius, claveles y alstroemerias en tonos rosas.
Bajo un intenso calor, con el sol poniéndose tras las Marismas del Odiel, avanzó la Virgen del Carmen visitando a los vecinos de su barrio, que desde las aceras, ventanas y balcones contemplaban el discurrir de la patrona de los Marineros en el día de su festividad.
