La Hermandad de la Peña se despide de Huelva rumbo a Puebla de Guzmán
Resonaban los cohetes en el cielo azul de Huelva en la mañana de este último jueves del mes de abril anunciando la salida de la Hermandad de la Peña de Huelva camino del Cerro del Águila. Huelva emprende su caminar hacia tierras puebleñas para vivir un año más la romería en honor a Nuestra Señora de la Peña Coronada.
A las ocho de la mañana la Parroquia de Santa Teresa acogía la celebración de la Misa de Romeros. Los peregrinos onubenses celebraban junto al Simpecado que presidía el templo su despedida de la ciudad antes de emprender la marcha. Mientras, en los alrededores de la Parroquia de la Orden, se apuraban los últimos preparativos, se cargaban los carros y se preparaban los equinos. La salve interpretada por el coro de la hermandad servía como cierre a la celebración, dando paso a la entronización del Simpecado que realizara el pasado año Francisco Carrera ‘Paquili’ en su carreta. Una carreta que luce los colores de Huelva por los caminos del Andévalo y que aparecía exornada con cuatro bouquets sobre jarras y centros en las esquinas con un exorno floral muy colorido.
Los sones de flauta y tamboril marcaban el caminar de la hermandad, a los que seguía la caballería y hermanos a pie portando las diferentes insignias de la hermandad. Acompañaban al presidente de la filial onubense, Juan González, en su salida por Huelva la alcaldesa de la ciudad, Pilar Miranda, junto a varios concejales del ayuntamiento y el alcalde de Puebla de Guzmán, Antonio Beltrán, así como miembros de la filial madrileña.
La Hermandad dirigió sus primeros pasos hacia el Santuario de la Cinta, donde fue recibida por la hermandad patronal. La Hermandad de la Peña realizó una ofrenda floral ante la Patrona de Huelva, despidiéndose y pidiendo su protección con vivas a la Virgen de la Cinta y a la Virgen de la Peña. A continuación, continuó la marcha atravesando Santa Marta y La Orden para poner rumbo a Gibraleón, primera parada del camino donde tiene lugar el sesteo. Por su camino por Huelva, fue recibida por los mayores de la Residencia para Personas Mayores de La Orden entre los ya tradicionales cantes del coro de la Bella, así como por las distintas guarderías y negocios del barrio, siendo varias las ofrendas de flores que fueron colocándose a los pies del Simpecado.
