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El Satísimo Cristo Yacente presidió como cada año el último culto extero de la Cuaresma

La Plaza de San Pedro fue testigo como cada año del último culto público de la Cuaresma, a apenas unos minutos de terminar el Sábado de Pasión que da paso a un esplendoroso Domingo de Ramos. La Hermandad del Santo Entierro realizó el ejercicio de las Cinco Llagas con la image del Santísimo Cristo Yacente como previo a la subida del Señor a su urna.

A las nueve y media de la noche las puertas de la Ermita de la Soledad se abrían. La esquila marcaba el caminar del cortejo, integrado por varias parejas de hermanos portando cera negra antecediendo a las andas. Hermanos y hermanas de la Muy Antigua cofradía portaban sobre sus hombros el cuerpo sin vida del Redentor, que aparecía cubierto por un sutil velo. Seis ciriales escoltaba las andas del Cristo Yacente, que avanzaba entre la nube de humo con la que se iba perfumando de incienso todo el corto recorrido.

Este íntimo rezo, alejado de la algarabía que provoca la presencia de la Legión por el cetro y de la salida procesional del Cristo de la Bendición, cerraba la jornada del Sábado Santo. Tras realizarse el rezo de las Cinco Llagas por parte del párroco In Solidum de la Mayor de San Pedro Apóstol, D. Francisco José Feria Reviriego, que seguía los pasos del Señor tras sus andas, el Santísimo Cristo Yacente regresó a su Ermita, donde ya se encontraba dispuesto en los medios de la nave el paso de la urna.

Sergio Borrero
Director de CuartoTramo.com, el diario digital cofrade onubense. Hermano de la Hermandad de la Borriquita

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