De Gibraleón a la Cinta siguiendo los pasos de Juan Antonio el zapatero
El Santuario Diocesano de Nuestra Señora de la Cinta acogió en la mañana de ayer domingo la llegada de los peregrinos de la vecina localidad de Gibraleón. Una peregrinación que, organizada por la Hermandad Servita de Nuestra Señora de los Dolores, Santo Entierro y Cristo de la Buena Muerte, rememora cada año el camino que realizó su vecino Juan Antonio el zapatero, origen de la devoción a la Virgen de la Cinta.
En torno al centenar de peregrinos olontenses partieron desde la Parroquia de Santiago Apóstol a las 05:30h de la mañana, para ver amanecer a lo largo de los casi 15Km que los separaban del Santuario de la Cinta. Un camino que viene realizando en los últimos años la Hermandad Servita de Gibraleón y en el que la Hermandad de la Cinta se encuentra trabajando para su definitiva puesta en valor y señalización, uniéndose así este «Camino del Zapatero» a los otros caminos de peregrinación en los que se viene trabajando. Tras su llegada al Santuario, los peregrinos disfrutaron de un desayuno en los jardines anexos y una posterior eucaristía a las plantas de la Virgen de la Cinta.
Para buscar el origen de esta peregrinación tenemos que remontarnos al año 400. Según cuenta la leyenda un zapatero de Gibraleón, de nombre Juan Antonio, sufrió un dolor fuerte en su costado cuando iba de camino a su casa. Tras implorar a la Virgen por su Santísima Natividad, encontró un cinto y al colocárselo el dolor desapareció. En agradecimiento a la Virgen, decidió construir una pequeña ermita justo en el lugar en el que habían sucedido los hechos, siendo su amigo y pintor Pedro quien plasmaría sobre la pared la imagen de Nuestra Señora de la Cinta. En recuerdo del zapatero, que cada Navidad regalaba zapatos a los niños pobres, el Niño Jesús aparece desnudo en brazos de su madre pero portando unos zapatitos dorados.