Cien años de la procesión motorizada de la Virgen de Consolación
La Semana Santa de Huelva ha evolucionado a lo largo de los años hasta llegar al punto que podemos admirar hoy en día. Lo mismo ha pasado con las procesiones de gloria que, si en los últimos años ha tenido una evolución abismal, si nos retrotraemos cien años en el tiempo podemos encontrar curiosidades que a día de hoy serían inimaginables. Curiosidades como las que os recordamos hoy, la procesión motorizada de la Virgen de la Consolación.
Sí, ha leído bien: motorizada. Y antes de seguir aclarémoslo, no fue la Virgen de la Consolación que hoy conocemos. Tampoco la anterior dolorosa de la cofradía, destruída en la contienda civil. Nos referimos a la Virgen de la Consolación de gloria que recibía culto en el colegio de los padres agustinos. Cada inicio del mes de septiembre, la comunidad agustina de Huelva celebrara sus cultos en honor a la patrona del colegio. Unos cultos que tal y como nos cuenta la hemeroteca culminaron en los años 1922 y 1923 con la salida procesional de aquella Virgen de la Consolación gloriosa.
En esos dos años, la imagen de artesanía religiosa procesionaría portada sobre un automóvil, especialmente exornado para la ocasión. Según nos cuentan las páginas del diario La Provincia en el último año, del que ahora se cumple un siglo, lo haría en el coche «propiedad de la distinguida señora doña María Vázquez, viuda de Sánchez Tirado». Se nos dice que el vehículo «iba cubierto y gran profusión de cadenetas de flores» y que a los pies de la sagrada imagen «iban dos preciosas niñas vestidas de ángeles que llamaron poderosamente la atención». Un peculiar paso que hoy en día nos escandalizaría pero que en aquellos años se repitió en otras ocasiones, como en la procesión de la Milagrosa.
Fray Gilberto Blanco, figura clave en la fundación de la Hermandad de la Buena Muerte, escribió sobre esta procesión, refiriéndose al particular auto-carroza en los siguientes términos: «¡Oh! Qué hermosa iba […] sobre un escabel de flores, como reina de las flores humanas; en un trono formado y arrastrado por la potentes energías de la civilización moderna, como santificadora del pensamiento humano, puesto al servicio del Creador».
En cuanto a la procesión, de la que tenemos testimonio gráfico gracias al fotógrafo Calle y a la revista La Semana Gráfica de Sevilla, cuentan las crónicas que acompañaba a la Virgen de la Consolación dos largas filas de señoras y señoritas con velas encendidas. También las representaciones con sus respectivas banderas de las hermandades de San Francisco, Consolación en sus Dolores y la Merced, así como el clero parroquial de la Concepción. Cerraba marcha tras el paso la Banda Municipal de Música.