La Hermandad de la Esperanza cerró el ciclo de procesiones eucarísticas con el Corpus de San Francisco
La Hermandad de la Esperanza puso el punto y final a sus cultos sacramentales en la tarde de ayer viernes con la procesión del Santísimo Sacramento por las calles del centro de la ciudad. Una procesión que marca también el fin del ciclo sacramental, que tendrá su epílogo en el mes de noviembre con los cultos eucarísticos de la Concepción.
La procesión dio comienzo al término de la Solemne Función a Jesús Sacramentado que la cofradía del Miércoles Santo celebró en su templo. Los sones de la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de la Expiración, Salud y Esperanza abrían paso al cortejo, encabezado por los niños carráncanos de la hermandad. Tras el soniquete de sus campanillas dos largas filas de hermanos seguían al guión sacramental, encontrándonos en el cortejo otras insignias como el banderín de Santa Ángela o el Simpecado concepcionista.
Con el sol tiñendo de tonos dorados las fachadas de la calle de la Esperanza Coronada, el Santísimo abandonaba el templo para bendecir las calles de Huelva. El Cuerpo de Cristo era portado en la custodia cincelada en plata de ley sobredorada con piedras preciosas engarzadas, labrada por los hermanos Lama en 1990. Cuatro bouquets cónicos de rosas blancas exornaban las andas que la cofradía adquirió en el año 2008 para portar el templete que Orfebrería Ramos labró un año antes, para potenciar este Corpus de San Francisco, cita ya ineludible en el calendario cofrade de nuestra ciudad.
Un cuidado repertorio de piezas eucarísticas interpretado por la Banda del Liceo de la Música de Moguer ponía el acompañamiento musical a la procesión, cuyo recorrido se alargó hasta la calle Miguel Redondo, para volver por Berdigón buscando la Plaza Niña para plantarse a las puertas del Convento de las Hermanas de la Cruz.
