La Virgen del Prado recorrió las calles del Higueral en el Domingo de Laetare
Día de vísperas para la Hermandad de vísperas. El Domingo de Laetare, cuarto domingo de la Cuaresma, tiene un significado especial para la cofradía más joven de nuestra Semana Santa, la Hermandad del Prado. Sus cultos cuaresmales llegan a su fin con la celebración de la Función Principal de Instituto. Una función que la hermandad celebra en la Parroquia de San Pablo, motivo por el cual la Virgen del Prado es trasladada desde su capilla al templo parroquial para presidir dichos cultos.
A primera hora de la mañana la imagen que realizara Rubén Fernández Parra salía de su capilla para recorrer por el camino más corto los apenas 200 metros que la separan de la Parroquia de San Pablo. La Virgen vestía como durante el septenario celebrado días atrás saya negra brocada en oro y manto morado, luciendo sobre sus sienes la corona sobredorada labrada por Orfebrería San Juan. La imagen era portada en unas sencillas andas iluminada por seis piezas de candelería y exornada con un centro de claveles blancos a los pies de la Santísima Virgen.
Tras la celebración de la Función Principal de Instituto, dio comienzo el traslado de regreso a la capilla. Un traslado algo más extenso, que permitió que la Virgen del Prado recorriera algunas calles del Higueral, como preludio de lo que el barrio vivirá el próximo Viernes de Dolores. Durante este caminar de vuelta, la hermandad contó con el acompañamiento musical de la Banda Sinfónica Municipal de Huelva, pudiendo portar a la imagen todos los hermanos y devotos de la Virgen que así lo quisieron. Se vivieron momentos de mucha emoción por las calles de la barriada, con un brillante sol iluminando el rostro de la Virgen del Prado, reservándose la lluvia tan solo para los pétalos que desde los balcones fueron ofrendados a la imagen.