Broche de oro a las fiestas patronales de San Sebastián

Culminaron un año más las fiestas patronales que la ciudad de Huelva celebra en honor a su patrón San Sebastián con la tradicional procesión del Santo Protector por las calles de su antiguo barrio. Una fría mañana de enero en la que los cielos se abrieron tras una semana de lluvias para poder poner el broche de oro a los días grandes junto a San Sebastián.

Finalizada la Solemne Función oficiada por el obispo de Huelva, D. Santiago Gómez Sierra, daba comienzo la salida procesional. La cruz alzada era seguida por el largo cortejo que cada año antecede al patrón. Hermandades de penitencia y gloria con sus guiones eran seguidas por la corporación municipal, con la alcaldesa de Huelva Pilar Miranda bajo mazas. Una procesión de nuevas caras, como las del nuevo hermano mayor de la Soledad, de estrenos como el del Simpecado de la Peña que participaba por primera vez en este cortejo y de despedidas como el del Simpecado de la Bella, hermandad que en este año estrenará su nueva insignia. Cerraban el cortejo las hermandades de la Parroquia de San Sebastián y buena parte del Cabildo Catedral junto al obispo, que se retiraron una vez llegados a la rotonda de los Litris.

Una rotonda de los Litris, puerta de entrada a los antiguos barrios de San Sebastián y San Pedro, donde la Banda Sinfónica Municipal de Huelva recibía al patrón a los sones de pasodobles taurinos y de Mi Huelva tiene una Ría. El resto del recorrido contó con el acompañamiento musical de una Banda de Cornetas y Tambores Jesús Nazareno que aprovecharon la procesión de San Sebastián para estrenar las galas de toda su percusión. Acompañamiento musical al que se sumó los cantes por fandangos a las puertas de la Ermita de la Soledad y los sones de castañuelas en la Plaza de San Pedro.

Estrenaba la procesión de San Sebastián este año un nuevo recorrido, a causa de las obras en la calle La Fuente. Su recorrido por la plaza de las Angustias, callejón del Santo Entierro y Alonso Barba culminó con una intensa petalada como antesala a la Plaza de San Pedro. Entre puestos de palmitos y el resonar de los cohetes en el celeste cielo onubense desandaba San Sebastián el camino recorrido para regresar a su templo.