Los curiosos Simpecados gemelos de la Virgen de la Cinta
Hace dos semanas la Virgen de la Cinta recorría triunfalmente las calles del centro de la ciudad. Una solemne procesión en cuyo cortejo pudimos apreciar, entre representaciones y otras insignias de la hermandad, el Simpecado de la Virgen que cada 7 de septiembre antecede a nuestra patrona. Un simpecado con una curiosa historia y que tiene un gemelo a más de 400km de distancia, en la capital de España.
Su historia se remonta a mediados del siglo pasado. Corría el año 1968. En esos momentos la Hermandad filial de la Virgen de la Cinta de Madrid cumplía su décimo aniversario. Diez años rindiendo culto a la patrona de Huelva en la capital del reino en su altar de la Parroquia de Santa Cruz. Las páginas del Diario Odiel anunciaban el día 7 de septiembre la bendición de un Simpecado, regalo de la Hermandad de Madrid. Una bendición que se realizaría tras la misa de tarde de la Parroquia de la Purísima Concepción, momentos previos a la salida de la procesión oficial de la Virgen de la Cinta que la llevaría hasta la Santa Iglesia Catedral.
Los artículos de la época definían la obra como «un valioso Simpecado primorosamente bordado en oro con rica vara de plata repujada«. La pieza queda presidida por una reproducción de la Virgen del Muro y en su parte inferior se muestran bordados los escudos de Huelva y Madrid, como símbolo de unión entre ambas ciudades. Al acto de entrega y bendición, así como al resto de cultos, acudió la junta de gobierno de la filial madrileña, encabezada por Juan Padilla, Agustín Moreno, José María Terán, Antonio Nieto y Francisco José Padilla. Lamentablemente, no hay reseñas ni en los archivos de las hermandades ni en las crónicas de la época que nos señalen la autoría de la obra.
Este Simpecado regalado a la Hermandad de la Cinta de Huelva tiene un hermano gemelo en la ciudad de Madrid. La Hermandad madrileña de la Virgen de la Cinta custodia en su patrimonio un Simpecado, que utiliza en sus principales celebraciones, muy similar al onubense. La diferencia radica en el centro del paño, en el que en lugar de una reproducción de la Virgen del Muro no encontramos con una réplica de la Virgen Chiquita, custodiada por los escudos de Madrid y Huelva.
